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sábado, 22 de julio de 2017

LA BRETAÑA FRANCESA. Parte I. Introducción y consejos







PRESENTACIONES.-

 Estos somos nosotros. Mi hijo Adrián, mi mujer Mª José y yo mismo, Rafa. Vivimos en una población al norte de la ciudad de Madrid y desde allí nos pusimos en marcha para el viaje apasionante que paso a relataros


INTRODUCCIÓN.-

En primer lugar, me gustaría recalcar, que en un viaje de este tipo (todo en coche desde España) el objetivo final probablemente sea lo menos importante. El destino es el propio viaje. Esta concepción del mismo hace que lo empieces a disfrutar desde el mismo momento que arrancas el coche. Probablemente se recordarán cosas del viaje de una manera más transparente que de los lugares que se visitan. Por lo tanto, no creo que las distancias sean importantes si se sabe disfrutar de los momentos ( y os aseguro que hay muchos).

La ruta elegida fue como encabeza el viaje, ya que al venir mi hijo, queríamos dejar el plato fuerte para él (las playas del desembarco) una vez vista la Bretaña (y así la motivación del viaje le duraba un poco más). No obstante, según los condicionantes de cada uno, podeis hacerla como mejor os parezca.

Este viaje lo hicimos en la primera quincena de Agosto de 2015 . El inicio del mismo fue desde Madrid (bueno, mejor dicho, de un pueblo a 50 kms de Madrid en la A1). El total del viaje fue de 4200 kms. Si os sobran días, creo que añadir el Loira con sus castillos una vez regreséis a España (pasáis al lado), es una buena opción. Si os parece mucho, podéis excluirlo y dedicar algo más de tiempo al resto de destinos. Como veréis es un viaje muy comprimido con muchos pueblos para ver (es verdad que muchos lugares no necesitan más de 45 min o 1 hra), tiempo más que suficiente para ver muchos de ellos. No obstante, siempre podréis quitar algún pueblo o añadir algún día más.

El alojamiento ha sido, casi todo el viaje, en hoteles de los extrarradios de las ciudades ( Premiere class, Campanile, Kyriad, Ibis…) que son bastante económicos. Tienen lo necesario para descansar y desayunar que era lo único que necesitábamos después de largas jornadas. También resaltar lo cómodos que son para aparcar el coche (todos cuentan con gran aparcamiento) que lo puedes dejar al lado de la habitación evitando descargar todo el equipaje cada día. Suelen estar cerrados y vigilados (esto último ya lo pongo más en duda, pero en ningún momento tuvimos sensación de inseguridad). En Caen estuvimos en un hotel mejor durante dos días y el coche lo dejábamos en zona azul que es gratis por las noches.

En las rutas que marco veréis que hay un número entre dos pueblos. Es el tiempo que se tarda (más o menos). Para aprovechar más el tiempo, nos gusta que tanto el inicio del viaje como la finalización del mismo sean las rutas más largas que hacemos. El límite nos lo hemos puesto en 1000 kms (que sólo lo hicimos en la ida y en la vuelta).

Los días que le dediquéis al viaje es importante respecto al presupuesto que tengáis. Cada día son aproximadamente 200–250 euros para tres personas ( incluye hotel, gasolina, peajes, entradas, parkings, comida y algún que otro capricho). Hemos cogido bastantes autopistas de peaje, que aunque encarece algo el viaje, tambien acorta el tiempo, el número de días necesarios así como el presupuesto (creo que es recomendable, pero allá cada uno)


CONSEJOS.-

Imprescindible llevar un buen navegador (nada del integrado en el teléfono). Son pueblos muy pequeños que, muchas veces, hasta no estár a 1 o 2 kms no te encuentras la indicación del mismo. En alguna ocasión nos hizo alguna jugarreta y nos metió por sitios  que , como mucho iban los lugareños, lo cual agradecimos, porque descubrimos parajes curiosos que de otra forma no hubiéramos visitado. Los hoteles que cogimos estaban a las afueras de las ciudades y muchas veces escondidos ( yo los llevaba memorizados, o bien por dirección, o por coordenadas en el navegador). Y nada que decir como aprovechas el tiempo. Yo, sin él, no me hubiera atrevido a hacer un viaje tan ambicioso.
 Quisiera hacer un inciso en esto del navegador. Yo llevaba uno de una empresa holandesa (que todos conocéis) donde estaba prohibido dar la ubicación exacta del radar fijo de velocidad.  Este navegador te avisaba durante un tramo de unos 5 kms de zona peligrosa (el radar podía estar en cualquier sitio de esos aprox. 5 kms). Aviso a nevegantes y no digo más.

En Bretaña y Normandía suele hacer fresco y llueve bastante también en verano ( quiero recordar que a nosotros nos respetó la lluvia sólo 3 días). No fiarse de que amanezca con sol ya que a las pocas horas puede estar cayendo un diluvio; aunque lo más normal es que llueva chirimiri alternándose con sol varias veces al día. Hay que llevar algo de abrigo, calcetines y demás. No está demás un chubasquero así como paraguas.

Ojo con los horarios de comida y cena (sobre todo en los sitios menos turísticos) porque cierran pronto.

En Bretaña no hay peajes pero en el resto de Francia sí y son caros.

La gasolina es más cara que en España y además hay mucha diferencia entre unas gasolineras y otras. Las más caras las que están en las autopistas y las más baratas la de los centros comerciales. También se puede pagar con la tarjeta en el surtidor pero ojo, parece ser que no leen bien las tarjetas españolas y te sale un ticket como si hubieras echado 200 euros. No preocuparse, el banco sólo te cobra lo que realmente echaste pero el susto que te llevas es de narices.





DÍA 1

Madrid →→10:30→→→ Vannes

Ver Ruta 1

Iniciamos nuestro viaje a las 7:15 (la noche anterior habíamos dejado cargado el coche con el fin de no perder tiempo ya que la primera etapa era muy larga, 1000 kms, y deseábamos llegar a Vannes por la tarde con el fin de aprovecharla para ir ya conociendo cosas). A las 11:00, y después de una parada en la autopista para tomar un cafe llegamos a San Sebastián donde habíamos quedado con un primo nuestro (Gerardo). Un desayuno a base de "pintxos" a cual más bueno, fue nuestro recibimiento. Queríamos dar un paseo por " la concha" pero fue imposible. Ese día el diluvio universal llegó a Donosti. Después de la panza llena y despedirnos de Gerardo proseguimos nuestro viaje.
Paramos, alguna vez, a descansar en las areas de servicio de la autopista ( las áreas de servicio en Francia son fabulosas) hasta llegar a Burdeos y..... horror!. El atasco del siglo. Diluviando y parados en la circunvalación. Cada vez que lo recuerdo se me ponen los pelos de punta. Fácilmente fueron 4 hrs de atasco. He pasado otras veces por Burdeos y nunca tuve esa experiencia (en un pueblo de la Bretaña nos encontramos a un gallego que nos decía que el iba todos los años por allí al festival de música celta de Lorient y nunca había visto cosa igual). Bueno, éramos conscientes que se nos había fastidiado el ver algo antes de irnos a descansar en Vannes. Nuestro plan A se nos rompió.
Llegamos a Vannes a las 23:00 hrs aproximadamente y la recepción ya estaba cerrada. Menos mal que habíamos reservado. Era un Premiere Class con una especie de cajero donde metías la reserva y la tarjeta de crédito y te daba un código para hacer uso de la habitación. Caímos muertos en la cama. Mañana será otro día.



DÍA 2


Vannes →→0:36→→ Rochefort-en-Terre →→0:40→→ Josselin →→0:45→→ Vannes →→0:30 →→ Carnac→→0:25→→ Quiberón →→1:30→→ Quimper


Ver Ruta 2

El día 2 tras la ducha y el desayuno en el hotel de Vannes, nos dispusimos a la primera ruta por la Bretaña.

Rochefort-en-Terre de los más bonito de todos. Llegamos a las 9:30 hrs (muy recomendable llegar pronto porque es un pueblo muy visitado). Hay un parking pequeño al final del pueblo que si se llega pronto suele haber sitio. El precio era de 2.5 euros/hra (suficiente para ver el pueblo).  Es prácticamente una calle con una plaza encantadora. Lleno de flores (es alucinante como cuidan las plantas en Bretaña). La iglesia, con su fachada gótica y campanario románico con unas gárgolas en forma de dragón alado espectaculares. En la parte alta del pueblo tiene un castillo del siglo XI con su jardín muy curiosos. El castillo estaba cerrado. Lo vimos por fuera y dimos un paseo por el jardín.

 Plaza en calle principal de Rochefort-en-Terre


 Castillo de Rochefort-en-Terre

Iglesia de Rochefort-en-Terre

  Lo más bonito de Josselin  (llegamos a las 11:30 hrs) es el castillo y las vistas del mismo desde un puente que cruza el río. No se si merece la pena entrar en el castillo. Nosotros no lo hicimos (el horario de apertura por la tarde, 15:30 hrs, con visita guiada nos condicionó), preferimos aprovechar el tiempo de visita para ver otros pueblos. Un paseo por las callejuelas, la plaza y la catedral que hay al lado del castillo así como acercarse al río. Las vistas del castillo desde el río son espectaculares. Se ve en menos de 30-45 min.


Castillo de Josselin
Catedral y plaza de Josselin

Como ya era la hora del almuerzo, decidimos regresar a Vannes.

Vannes es una ciudad medieval con mucho encanto. Tiene un casco antiguo pequeño pero muy bonito. En la plaza Gambetta nos hemos tomado un refrigerio (cerveza, coca cola y agua 8.20 euros sin una triste patata frita para acompañar). Ahí lo dejo. desde la plaza y atravesando la Puerta de Saint Vicent (arco de piedra) se encuenta La Place des Lices, el lugar donde se realizaban torneos caballerescos en la Edad Media. Como ya era la hora de comer nos planteamos ir a un restaurante recomendado en la " guía Anaya Touring" ( Restaurant Roscanvec) pero ya había cerrado la cocina (eran las 14:00 hrs y Vannes es un pueblo turístico). Al final pudimos comer en "La Basserie des Halles" (en la misma calle pero en el nº 9). Comida abundante y muy buena. No hemos sido capaces de acabar con todo lo que nos han puesto. Precio total para los tres, 63 euros (proporcionalmente, bastante mas barato que los refrescos). Al salir, hemos parado en una tienda de souvenirs para que Adrián comprara una matrícula de la Bretaña (las colecciona). El parking donde dejamos el coche estaba al lado del canal de Vannes y pagamos 5.80 euros por 3 hrs.


Vannes


Tras la comida nos dirigimos a Carnac. Desde luego no deja indiferente esas extrañas alineaciones de menhires tallados con símbolos indescifrables y anteriores a las pirámides egipcias. Cientos de ellos, perfectamente alineados, que dan un cierto aire de misterio a la zona. La pregunta que te haces es " quién diablos hizo esto?". Hay un centro explicativo del fenómeno que no entramos. Están en un enorme prado al lado de la carretera. Aquí desde 5 min hasta lo que queráis.

Alineamientos megalíticos de Carnac

Desde Carnac cogimos una pequeña carretera hasta la península del Quiberon. Se accede por una única carretera de ida y vuelta. Esta pequeña península de 14 kms desemboca en una playa de fina arena y en la que hay también una alineación megalítica compuesta por cinco filas de menhires. Nos hemos bajado del coche y como la marea estaba baja hemos descendido hasta las rocas, plagadas de lapas, mejillones y cangrejos. Adrián ha disfrutado saltando entre las rocas y haciendo fotos sin parar. Hay un castillo en lo alto del acantilado con unas vistas preciosas. Sitio de veraneo de franceses sin más. El día que estuvimos hacía viento y frío. Si vais con poco tiempo es prescindible.


Península del Quiberon

Como nuestro siguiente destino es Quimper, donde tenemos el hotel, habíamos pensado pasar antes a conocer Concarneau, pero nos costó 1:30 hrs salir de la península (era domingo) y se nos hizo tarde por lo que decidimos mejor ir directamente a Quimper y al día siguiente conocer Concarneau.

Habíamos puesto en el navegador, por recomendaciones, la dirección de una crepería en la 20 Rue Verdelet llamada "Au Vieux Quimper"; típica  bretona, donde se podía escoger entre más de 200 variedades de crepes, pero llegamos a las 21:15 hrs y ya estaba cerrada. Aparcamos en un parking gratuito al lado del cementerio de Saint Louis y bajando una cuesta nos topamos , en una pequeña plaza, con varias creperías que estaban aún abiertas. Cena estupenda en una de ellas y de cabeza al hotel a descansar.

 Crepería donde cenamos en Quimper


DÍA 3

Quimper →→0:25→→ Concarneau →→0:36→→ Locronan →→0:35→→ Le Faou →→2:30→→ Saint-Malo


Ver Ruta 3


Hemos desayunado temprano y nos disponemos a conocer Quimper (la noche anterior sólo estuvimos cenando) Es una ciudad ya más grande pero muy agradable y con bastante ambiente. Aparcamos en el mismo sitio de la noche anterior, en un parking exterior bastante céntrico y lo primero que hemos hecho ha sido entrar en el cementerio. Muy curioso, al lado de los edificios, con sus tumbas y panteones familiares del S. XVIII – XIX. Bajando la misma calle de la noche anterior y dejando a la derecha la plazoleta de la crepería, donde cenamos anoche, llegamos a la Plaza Mayor de Quimper donde se levanta una de las más antiguas catedrales góticas de Bretaña, la catedral de Saint-Corentin, edificada en el siglo XIII. Merece más la pena verla por fuera que por dentro, ya que sufrió el expolio de muchas obras de arte y decoraciones aunque quedan tumbas y vidrieras espectaculares del S. XV. Existen varios puentes, engalanados de flores, que cruzan el rio Odet. Quimper sufrió un gran incendio en 1782 y aún se conservan algunas casas que son viva prueba de ello.
Con un guiño a mi profesión decir, que en Quimper (en la plaza mayor hay una estatua conmemorativa) nació  René Laennec (1781-1826), inventor del estetoscopio.


Río en Quimper

Cementerio y catedral de Saint-Corentin en Quimper



Plaza Mayor de Quimper





Concarneau en un pueblo de unos 20000 hab. Pueblo pesquero por excelencia (de los primeros de Francia por capturas de atún). Sobre una isleta, en el centro del puerto, se erige la Ville-Close, una ciudadela fortificada del S.XIV. Es como un fuerte “pirata” muy curioso. Subimos a las torres del mismo desde donde se tiene una bonita visión del puerto y de la ciudad. Suelen hacer conciertos en directo (frecuentemente música celta) en una de las plazas de la ciudadela. Hay una calle muy comercial dentro del mismo que lleva a unas plazas preciosas. Nos hemos sentado en una de ellas a tomar unas ostras y un vino blanco (6 ostras y el vino, 10 euros, no está mal).
Anécdota: Adrián se ha despistado y nos ha dado un susto de muerte. Los 15 min. Más largos de mi vida. Le llamábamos al móvil y nos salía un contestador en francés (lo mismo le pasaba a él). No le habíamos activado el roaming. Al final lo encontramos lloroso, sentado en el umbral de una tienda.


 Algunas fotos de la Ville-Close de Concarneau

Locronan es uno de los pueblos que mas me gustó de todo el viaje. Totalmente recomendable. Parece que el tiempo se detuvo en él. No se puede entrar en coche. A la entrada del pueblo hay una zona boscosa habilitada como parking de pago ( 4 Euros sin límite de tiempo). No han dado un mapa con lo más importante para ver, aunque es pequeño y no tiene pérdida.
Como eran las 14:00, hemos preferido comer primero ya que el horario en la mayoría de los restaurantes que hay a la entrada del pueblo era hasta las 14:30; así que, con las ostras y las rebanadas de mantequilla todavía digiriéndose, no hemos metido en una crepería (“Chez Annie”) donde nos hemos comido Adrián y yo sendas crepes y Mª José una ensalada de ahumados bastante grande (todo lo anterior más agua, coca cola y dos cervezas 30.50 euros). No está mal. Tras finalizar el almuerzo, continuamos la calle que nos lleva a la Grand Place donde se encuentra la iglesia de St-Ronan y la Chapelle du Pénity, construidas entre 1424 y 1480 de estilo gótico flamígero. En su interior un olor a humedad y pasado se mezcla con el ir y venir de la gente. Imprescindible un paseo por todo el pueblo para descubrir rincones llenos de encanto y macizos de hortensias azules mas altos que nuestras cabezas. Nuestro reportero Adrián parece que ha encontrado un pasatiempo artístico buscando el mejor encuadre para las fotos. Podéis incluso daros un paseo en coche de caballos.
A la salida del pueblo hay un sendero que te lleva a una zona ajardinada preciosa en lo alto de una pequeña colina con bonitas vistas del pueblo .







Le Faou nos caía de camino en nuestra ruta así que paramos un momento. Es un pueblo pequeño con 23 casas protegidas por su interés arquitectónico y con una iglesia románica bastante bien conservada con una gárgola tremendamente expresiva. Hay un pequeño monumento a los caídos en la I GM. Es prescindible.
















Arquitectura en Le Faou













Proseguimos nuestra ruta con destino final en Saint-Malo. La verdad que aunque sale en todas las guías como lugar recomendable, a nosotros nos defraudó un poco. Es bonita pero el hecho de haber sido reconstruída casi por completo tras los bombardeos en la 2ª GM le restaba encanto.
Era ya el atardecer y entramos por la Porte St-Vicent erigida en 1708 y coronada por dos escudos de madera con los símbolos de Saint-Malo y de la Bretaña. La catedral de St-Vicent estaba restaurándose. se vía bonita iluminada pero demasiado moderna para nuestros gustos.
Cenamos en el intramuros en un restaurante situado en la Place du Poids du Roi llamado "La Moriniere" bastante bien. Adrián descubrió lo que es Steak Haché (vamos, la hamburguesa de toda la vida pero sin pan). ( No recuerdo lo que comimos pero nos pareció muy correcto, en un sitio muy agradble por 50.90 euros). En la sobremesa, como iba a faltar... LA TUNA Jajajajaja.
Totalmente agotados nos fuimos al hotel. Mañana será otro día.




DÍA 4

Saint-Malo →→0:50→→ Mont Saint-Michel (Parking) →→0:45→→ Cancale→→0:16→→ Rothenéuf →→0:42→→ Dinan →→0:40→→ Saint-Malo


Ver Ruta 4



Monte St.Michel. Hay que llegar pronto (entre 9-9:30, no más tarde) ya que las colas más tarde son inmensas y se puede tardar en entrar 2 o 3 hrs en entrar. Nosotros nos levantamos sobre las 7:00 hrs, nos duchamos, desayunamos en el hotel de Saint-Malo y rumbo al Mont Saint-Michel. En 50 min estábamos en el parking y las 9:25 ya habíamos aparcado. El parking es inmenso, compuesto a su vez de varias zonas pero como hemos llegado tan temprano aparcamos en la primera de ellas. Las 2 primeras horas del parking son gratuitas (cosa que difícilmente sucede porque se suele tardar más en ver la abadía y en recorrer las callejuelas del pueblecito que se encuentra a sus pies). Nosotros estuvimos entre 3 y 4 hrs ( 12.50 euros de parking, toma ya!).  A primeras horas de la mañana había marea baja por lo que no es tan bonito como con marea alta pero merece la pena porque así  os evitáis las grandes colas para entrar. Desde allí os lleva un autobús eléctrico gratuito con doble cabina que sale cada muy poco tiempo hasta la entrada a la abadía. Este autobús llega a la entrada por un largo espigón de asfalto con dos aceras de madera por si alguien quiere ir paseando ( ojo que es muy largo este paseo)
Ya la vista desde el parking impresiona (no  digo nada cuando vais acercándoos). Os recomiendo primero subir hasta arriba a la abadía y cuando bajéis paseáis por las callejuelas del pueblecito (muy pequeño y muy comercial).
El acceso es único. Una gran puerta (Tour du Roi) adentra a la Grand Rue, una larga, empinada y estrecha calle que te adentra hasta la abadía. La entrada cuesta 18 euros ( las tres entradas ) pero merece la pena.
Cuentan que el Mont St-Michel comenzó en el año 708, cuando el obispo de Avranches hizo elevar en el Mont Tombe un santuario en honor al arcángel Miguel, con lo cual, inmediatamente se convirtió en un lugar de culto y peregrinaje. En el siglo X, los benedictinos se asentaron en la abadía y en S. XIV se extendió hasta los pies del peñasco. En la abadía podéis observar varias maquetas de cómo fue cambiado a través de los siglos.
Fue inexpugnable en la guerra de los cien años lo que hizo del monte un signo de identidad nacional. Fue también prisión hasta 1863 y desde 1979 se incluyó en la lista de patrimonio de la humanidad por la UNESCO.
Una gran escalinata, entre grandes muros, desemboca en una terraza mirador llamada Saut Gaultier (parece ser el nombre de un prisionero que se lanzó al vacío). Desde esta terraza mirador las vistas  son espectaculares. En el centro de la terraza una gran bola de cristal refleja la luz y a los propios turistas que allí nos encontrábamos buscando la mejor ubicación para la foto de turno. En las fotos podeis ver a Adrian dando de comer a una gaviota que estaba tan pancha posada en el muro y que fue  atracción de todos los que en ese momento estábamos allí.
Una vez bajamos de la abadía dimos un paseo por las murallas apreciando desde abajo la grandiosidad del monumento. Como curiosidad decir que vimos una boda de Chinos ( si, chinos). Lo comentamos posteriormente y nos dijeron que estaba de moda entre la gente pudiente de China venirse a casar al Mont St.Michel (y a mí que me parecía largo el viaje desde Madrid).
Abajo ya, unas callejuelas llenas de tiendas de souvenir y restaurantes sempertean la parte inferior del peñasco.
Una vez fuera, de vuelta en el autobús hasta el parking para proseguir a nuestro próximo destino: Cancale














 Cancale. Como la mayoría de los pueblos costeros que nos hemos encontrado hasta ahora, el aparcamiento horroroso. Tuvimos que dar varias vueltas hasta que logramos aparcar en lo alto de una colina al lado de una carretera. No muy ortodoxo aparcamiento pero es lo que había. Es un pueblecito marítimo de veraneo curioso, con su puerto conserva el aspecto de antaño, con casas viejas de pescadores y una bahía con marea baja que recordaba a la del Mont St.Michel, no en vano, se encuentra ubicada en su margen occidental. Es conocido por las ostras, que se pueden degustar a cualquier hora del día y en cualquier sitio. Las hay de cuatro tamaño, siendo el 1 las más grandes (y más caras) y el 4 las más pequeñas; pero bastante asumibles. Nosotros pedimos el 2, y aunque no soy un forofo de las mismas, la verdad, es que estaban muy buenas. Estaba lloviendo bastante ese día así que aprovechamos para comer en el puerto. Sopa de pescado, chuletón, pescado y ostras, como no.

Puesto de ostras y comida en Cancale




Aproximadamente a 6 Kms de Cancale se encuentra Rothenéuf. Lo curioso de este pueblo son los acantilados. En ellos se encuentran más de 300 figuras esculpidas en las rocas. Representan guerreros, piratas y monstruos marinos cincelados uno a uno por el abad Fouré, que desde 1870 dedicó más de 25 años a su creación. La entrada cuesta 2.5 euros por persona. Lo hubiésemos disfrutado mucho más si el día no estuviera tan desapacible pero mereció la pena acercarse. Encharcados hemos vuelto al coche camino de Dinan.




Detalle de rocas esculpidas en Rothenéuf




Hemos llegado a las 18:15 a Dinan. Un poco tarde para aprovechar lo máximo la luz del día y ver esta preciosa ciudad. Pueblo medieval maravilloso. Adrián estaba cansado y tenía  hambre, así que , hemos parado en una crepería y se ha comido una crepe de nutella (2.50 euros) que le ha dado fuerzas para seguir. La ciudad es un precioso burgo medieval dividido por el río Rance. Hemos parado en la oficina de turismo y nos han proporcionado un plano con varias rutas a seguir. Plano en mano y siguiéndolo escrupulosamente hemos llegado al casco antiguo. La iglesia de Saint
En el centro de la ciudad,  en un laberinto de calles dedicadas a antiguas labores, está la Place des Merciers, así como la Tour de L´Horloge con un reloj de 1498. La zona nos encantó con rincones preciosos y esquinas dignas de inmortalizar. La basílica de St-Sauveur de estilo románico en el pórtico y flanco derecho, se encuentra en el jardín Anglais. Fue restaurada en el S.XV y XVI pero aun conserva esa austeridad del S.XII que tanto nos atrae.
Atravesando los jardines se llega a la Tour Sainte-Catherine (S.XII) desde la que se observa una preciosa vista del viaducto del valle del río Rance y del puerto. Una  torre de 16 metros, que servía como refuerzo y como puesto de vigilancia del valle,  se asienta firmemente sobre la roca. Imprescindible fotografía desde la misma al valle, río y ciudad.
Tras lo anterior nos fuimos a cenar por la zona de  la Place des Merciers en la “Creperie Le Medieval”. M. José una galette a la provenzal, Adrián un Steak Hache y Frites (vamos, Hamburguesa sin pan con patatas fritas para que nos entendamos) y yo otra galette a los cuatro quesos. Muy ricas, por cierto( las galettes son una variante de las crepes en la que se utiliza, para la masa, harina de trigo sarraceno en lugar de la de trigo candial rellenndose normalmente de ingredientes salados).
Tras ello, y bastante cansados de este intenso día, nos fuimos a dormir al hotel de Saint-Malo.


Basílica de St-Sauveur

Tour Sainte-Catherine

Panorámica de Dinan

Crepería Le Medieval donde cenamos

Vista nocturna de plaza en Dinan





DÍA 5

Saint-Malo →→1:15→→ Fouguères →→1:35→→ Sainte-Mère-Église →→0:35→→ Pointe du Hoc→→0:14→→ Playa Omaha →→0:38→→ Caen



A las 8:30 estábamos desayunando en el hotel de Saint-Malo y a las 9:15, con las maletas cargadas en el coche, nos dispusimos a abandonar la Bretaña para adentrarnos en Normandía. Antes de ésto pegamos un pequeño rodeo para visitar Fouguères.

El castillo de Fouguères es uno de los más imponentes de Europa. Son una de esas edificaciones que si se está por la zona es pecado no verlo.
Construido entre los siglos XII y XV le dio a Fouguères un importante papel militar y estratégico. Es inmenso, con un foso alrededor lleno de agua (Adrián preguntando si había cocodrilos en el mismo).

 Desde la parte alta de la ciudad la vista del mismo es impresionante. Aparcamos en un parking gratuito cerca de la oficina de turismo y nos dimos un agradable paseo por unos jardines con pintorescas figuras de cerdos coloreados. A través de un sendero perfectamente señalizado fuimos descendiendo por los jardines hasta darnos de narices con el castillo. Antes estuvimos viendo por fuera la maravillosa iglesia gótica de Saint-Sulpice.
Como la ruta planteada para este día era larga e intensa decidimos no entrar en el castillo y conformarnos con verlo por fuera (creo que lo que más impresiona).
Adrián, esta mañana, se levantó con poca hambre y desayunó regular en el hotel de Saint-Malo por lo que a las 12:00 tenía un hambre voraz. En una placita, enfrente de la entrada principal al castillo, había varios restaurantes y aprovechamos para que comiera algo. Bueno “algo”; un plato combinado de hamburguesa, ensalada, patatas fritas y coca-cola. Este día hacía un sol radiante que nos obligó a quitarnos los chubasqueros y quedarnos en manga corta (cosa poco frecuente en la Bretaña).
Ni que decir que la hamburguesa le supo a gloria y le dio fuerzas para continuar el viaje sin quejarse. Ya empezaba a dar signos de cansancio de tantos pueblos por muy bonitos y pintorescos que fueran. Deseoso de llegar a las playas del desembarco (ese era su único objetivo) a las 13:00 hrs pusimos rumbo a las mismas.











Continúa en Normandía y playas del desembarco. Parte II



































14 comentarios:

  1. Una aventura muy bonita está FAMILIA

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  2. Estupendo relato de un viaje encantador, lleno de historia y lugares de ensueño.

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    1. Si. La verdad es que es de esos viajes que se te quedan grabados y después de dos años eres capaz de ponerlos en pié y describirlos con todo lujo de detalles. Me alegro, Macu, que te haya gustad

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  3. Gracias Rafa por compartir este viaje tan enttañable! La familia que viaja unida permanece unida ��

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    1. Pues sí.La vida, al fin, no son más que recuerdos,y compartirlos es un deber para la gente que queremos. Me alegro que os haya gustado.

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  4. Me encanta chicos! Quiero degustar el blog poco a poco y leer cada momento del viaje

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    1. Pues ya sabes donde tienes un próximo destino jajajaja

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  5. Genial explicado.....dan ganas de ir..

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    1. Anímate Charo, que no te arrepentirás. De todas formas, ya sabes donde estamos para cualquier duda que tengas.
      Besazo grande

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  6. Estupendo relato de vuestro viaje. Muchos pequeños trucos que hacen el Blog sumamente útil. Muchas gracias, Rafa. Félicitations!!

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    1. Me alegro que te haya gustado Ángel.Si alguna vez te decides a realizarlo no dudes en preguntarme lo que desees. Ya sabes donde estoy y donde me quedo jijiji.( esto último va con segundas)

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    2. Ya te preguntaré que seguro dejé muchos sitios que visitar.

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  7. Bueno, Tamara y Victor acaban de comenzar esta ruta hoy a las 7 de la mañana y nos llamaron para decirnos que llegaron bien y sin ningun percance a Vannes a eso de las 9 de la tarde.Nada pesado el viaje nos han comentado. Pararon en un playa con dunas en las Landas. Ya nos iran contando pero nosotros felices de que puedan aprovecharse de nuestra aventura. Feliz viaje chicos!

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